28 noviembre, 2022

Ser un fantasma



Ser un fantasma es caminar descalzo por la senda de los sentimientos de alguien que no puede ni podrá amarte libremente.


Ser un fantasma no se trata de ser un amante pues no necesariamente el otro puede estar ligado a alguien.


Ser un fantasma es dormir noche tras noche, con los recuerdos que crearon en esos momentos en que estando solos, desnudos y frágiles se entregaron en libertad a un anochecer que les acogido sin preguntar.


Ser un fantasma te carcome y te desgarra los sentimientos pues no eres lo suficiente para ser validado ante los demás y el que dirán seguirá prevaleciendo.


Ser un fantasma es llegar sigilosamente e ir al paso del otro, es aguardar que te señale, te invoque o haga un gesto con el que te vuelves tangible.


Ser un fantasma te limita, no te permite soñar ni proyectar un futuro pues te desvaneces cada vez que cruzas su puerta.

Ser un fantasma, es despedirte sin ver atrás; al hacerlo, intentas caminar con dignidad y mientras sucede, oyes como tu corazón se triza y una que otra lágrima aflora y desafiante cae por tu mejilla y permites que ruede para no tener que dejarle ver lo que está ocurriendo en ti (eres tan estúpido que no alzas tu mano para recogerla y prefieres que caiga y se pierda en el vacío).


Aceptar ser un fantasma, es aceptar el no existir, no ver u oír, cuando presencias opiniones o comentarios y nombran a quien tan física y mentalmente amas.


Ser un fantasma es estar consciente que cada amanecer te irás de su vida y que volverás a recorrer las calles en solitario, aferrándote a la memoria de las horas pasadas, de la tarde o del día que viviste junto a su ser. 

Duele pero has aceptado el trato pues vales tan poco que no mereces más que ese trozo de felicidad para alimentarte hasta que vuelvas a ser llamado. Duele porque debes ser prudente y no evidenciar ni siquiera una pizca de sobre atención, en especial, si algo le llegase a ocurrir.


Debes permanecer detrás para así evitar verle a sus ojos, cuando están junto a otros pues temes delatar, sin querer, algo y eso pueda molestarle. Debes, porque cae en ti, la responsabilidad de resguardarle de tus sentimientos, de protegerle de tus intenciones, de cuidarle al no mencionar nada de lo que han vivido en el murmullo de una noche. Y por mucho que desees gritar todo lo que cargas, debes respetar la distancia y callar, incluso debes, si es necesario, suprimir el latir de tu ser.


Debes porque así lo has aceptado, ser quien en complicidad apoyas sus ideas, sostiene su persona, consuelas sus tristezas y abrazas su sangre pero todo viéndole sin que te perciba para que no sienta presión o crea que vas a insinuar lo que viven en esa bruma, tras de esas paredes que les ven enseñarse uno al otro libres.


Ser un fantasma es despedir el amanecer rogando con ser llamado prontamente a su puerta; Te invite a ingresar y renueven ese amar incógnito y pasional que les hace entrelazar por horas, su sentir.


Ser un fantasma es permitirle expiar sus propios fantasmas.


Ser un fantasma es no cuestionar, es ser parcial, es creer en cada palabra que pueda pronunciar.


Ser un fantasma es anular tu yo, es aniquilar tu futuro, es ceder tus proyectos y que ello no importe, pues increíblemente; le amas, le respetas, le admiras y sabes que en el instante menos pensado siempre estarás dispuesto a dejar todo por ir en su ayuda.


Maldita sea, el estar tan abierto a jugar este papel y querer continuar viviéndolo!!


Nada te prepara para ser un fantasma, nada te enseña el cómo enfrentarlo. Solo sabes que es a lo que puedes aspirar y simplemente lo tomas sin rencor, sin medir el daño que sabes, fehacientemente, te causara.


Ser un fantasma llena el vacío, llena tu necesidad de amar, cautiva tu inteligencia emocional a tal nivel que siempre estarás buscando la forma de innovar para evitar que te deseche.


Es un constante devenir de evitar oír tus lamentos, es una negación a generar un cambio y recuperar el amor propio o bien el perdonarte por haber sido vencido por la soledad y comenzar a dar batalla y resurgir… pero prefieres continuar soportando, estoicamente, verle seguir aparentando que mantienen solo una amistad ante el resto. Esto te lleva a darte de bruces con su egoísmo - el cual justificas -, su falta de atención cuando deseas comentarle tu día – la cual justificas -, el querer compartirle un sentimiento que te ronda y que no valore la confidencia – y vuelves a justificarle, inclusive con absurdos que sirven para callar tu real pensar y te retraen.


Cuantas veces suprimiste tu necesidad de ser escuchado?, de ser abrazado?, de ser protegido por su persona? para simplemente estar allí acariciando sus sienes, brindándole tranquilidad mientras sientes como tu alma se desangra pidiendo ser amada.


Cuantas veces sacaste tu fuerza vital para mantenerlo en pie y sostenerlo en cada acción en que flaqueo?. 

Cuantas veces, gratuitamente desviaste tu bienestar para que no se sintiese a la deriva?.


Duele, sencillamente, mas aun, cuando ha comprometido una llamada, un mensaje, una aventura, un “estar tu y yo, solos” y en ti la ansiedad hace estragos, deseas oírle, leerle, te preparas para la aventura… y nunca llega y ni siquiera te atreves a preguntar que sucedió?, por qué no cumplió? ya que te ronda el temor de presionarle y que eso conlleve a provocar una molestia en su persona.


Duele tanto y tan a sabiendas el ser un fantasma que ni siquiera intentas dimensionarlo ya que estarás viéndote frente a un espejo y sentirás lastima de ese reflejo. Sin embargo, sacrificaras todo por esas horas e igualmente jugaras sus cartas.


Soy un fantasma en su vida, soy quien le permite que se evada, que maldiga, sus aventuras, sus omisiones, su falta de compromiso.


Soy quien le permite que se escude tras un concepto que le sirve para justificar mis apariciones en los que días en que siente desconcierto, abandono y es: Tú me comprendes…


Soy quien mendiga un poco de amor, un poco de aprobación, un poco de deseo, un poco de lujuria, solo un poco de un todo que de vez en cuando me hace sentir completa pero que se esfuma apenas cierro tras de mí, su puerta.


Tranzo todo lo que tengo por ser un fantasma en su vida…

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