26 diciembre, 2016

       

Volcar las palabras a la virtualidad de una pantalla y sólo reflejar en ella sentimientos, esos profundos que saben amargos y se catalogan como mustios.

Vagar en un mar blanco de bites que invisibles y altaneros, soportan el peso de la tristeza y del desahogo de almas, como la mía. 

Ver, al leer y re-leer las mismas... palabras, que se olvidan en la vorágine que entrega el día; Fuese en fulgor como en oscuridad, simplemente como se presente.

Van como sencillos ruegos de uno a otro estos pensamientos, tratando de encontrar asidero. Intentando restar abandono para sumar compañía.

Sin embargo, es más fácil engañar la mente al creer que le importas a ese segundo, a esas horas pasadas y olvidadas. A esa entrega que finalmente te golpea de realidad... 

De un momento a otro, asumes, que sólo has sido y serás una estela más, en su vasto mar.



08 diciembre, 2016


... Me cansa, no la vida, si no que algunas situaciones que se dan en ella. 

Pareciera que estoy acumulando rabia, pena, soledad en grandes cantidades:

Tan sólo quiero, sentarme frente al mar y dejar que todo fluya...  y así, como las olas se enroscan en su propia creación y dan paso a la energía y a la libertad... para luego llegar tímidas a la orilla. 

Así mismo quisiera... verme a mí misma, lo que han forjado y he forjado de mi. Llorar y liberar la energía, esa carga negativa y positiva a la vez y reconocer de todo lo que deja, la libertad de sentirse vivo.

Sentirse vivo - reflexión del segundo en que se respira - sentirse vivo, para qué? 

Sentirse vivo para darse cuenta, que sé es un juguete, de un destino ya escrito. De uno que inocentemente se piensa se puede torcer. 

Sentirse vivo para vibrar con las caricias de quién amas, crees amar, de quién quieres, crees querer, de quién gustas, crees gustar...

Sentirse vivo para abrazarse a las ilusiones, a los deseos, a las pasiones o a la brutalidad de la realidad. 

Sentirse vivo para soñar y al tiempo darse cuenta que los sueños no son del todo factibles de concretar y volver a perderse en las nieblas de la frustración.

Qué hay, entonces de positivo?  - Qué es lo que se puede desprender de pensamientos como estos?

Y, ahora... me señalan de como un ser que no ve las bellezas del diario vivir pues a todo le encuentro sólo lo trágico, lo dañino, lo perverso y la doble intencionalidad. Que nada, de lo que ofrece el día a día,es tal como se muestra... Precavido le llamo y me tildan de negativa. Vaya a saber!!, quien puede o pudiese tener la razón. 

La noche se presenta, más oscura, más placentera, más ermitaña, más silenciosa, más temerosa... Yo quiero que la noche se presente y acoja mi mente...



01 diciembre, 2016


... y, casi susurrando le pregunte a la noche; La soledad que nos da y que nos quita?

Me quede viendo al infinito del alma de ese día. 

Creí, y tal vez, fue ese el error, el poder dilucidar de la noche una respuesta. 

Sentí el vacio y mis venas dejaron de palpitar.

Sentí como lentamente, en agonía, solo deseaba el abrazo sincero, ese que te apacigua el dolor y te da a entender que habrá calma. 

Rogué y no hubo respuesta. La noche avanzaba y no le importaba cubrir, rebanar y oscurecer todo a su paso. El silencio se adelanto a la oscuridad. Las nubes desaparecieron para dar paso a las estrellas...

Levante mi corazón entremedio de las murallas y te ví...

26 noviembre, 2016

Silencio

El silencio se puede traducir a sonidos?, me pregunte...

Cuanto silencio se puede guardar en una mirada.

Creo ver, con paciencia - por cierto - cómo el silencio carcome hasta lo más infinito del amor.

Fuese por omisión o falta de comprensión tu silencio y el mio se confabulan tratando de ver más allá de la aurora que queda en un corazón....

Te amo y pierdo todo... tu silencio lo vale?

11 septiembre, 2016

Sólo así...




Y, me senté a contar los minutos, tal vez con la secreta esperanza que este encuentro fuese mágico... me quede viendo el atardecer como si él mismo, no tuviese fin.

Miré al horizonte como queriendo buscar el arrepentimiento pero no lo encontré... mis pensamientos de alegría y la ansiedad, querían desvanecerse para darle paso a la lógica, a esa casi maldita coherencia de hacer lo correcto.

Viendo el reloj, asumí de pronto que caminaba a un destino sin razón, sin asidero alguno más que el deseo de sentir... de liberar, de vibrar, de querer encontrar y vivir aunque por fracción de segundo fuera, un poco de la abandonada felicidad.